Arqueólogos españoles hallan en Tanzania las primeras herramientas de hueso de la humanidad
Grandes y afiladas, fueron creadas de forma sistemática a partir de huesos de las patas de hipopótamos y elefantes hace 1,5 millones de años. El descubrimiento retrotrae un asombroso millón de años el uso regular de esta tecnología
Inesperado hallazgo entre las herramientas de nuestros antepasados directos en África
¿Quién fabricó las primeras herramientas de la humanidad?

La Garganta de Olduvai, en Tanzania, considerada la cuna de la humanidad, sigue dando sorpresas. Un equipo del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto allí un conjunto de herramientas de hueso producidas de forma sistemática por los primeros humanos ... hace 1,5 millones de años. El hallazgo, dado a conocer en la revista 'Nature', fue totalmente inesperado, ya que retrotrae el uso regular de esta tecnología un asombroso millón de años, al tiempo que evidencia capacidades técnicas y de innovación desconocidas hasta la fecha entre los miembros más antiguos de nuestro linaje.
Los primeros humanos comenzaron a producir sencillas herramientas de piedra hace al menos 3,3 millones de años. Sin embargo, se creía que el empleo habitual de los huesos para cortar, despiezar carne o llevar a cabo otras tareas cotidianas era mucho más reciente, una práctica atribuida especialmente a los miembros de nuestra propia especie, los sapiens. Hasta el momento, las herramientas óseas 'en serie' más antiguas se habían encontrado en yacimientos de Lazio, cerca de Roma, y tienen unos 500.000 años. Es probable que fueran hechas por preneandertales. Hallazgos aún más antiguos se han considerado aislados y anecdóticos.
Pero, sorprendentemente, el equipo del arqueólogo Ignacio de la Torre ha documentado en Olduvai unas 27 herramientas afiladas y resistentes de gran tamaño, de hasta 38 centímetros de largo, talladas a partir de los huesos largos de hipopótamos y elefantes. Todas son muy similares entre sí, lo que sugiere que se emplearon patrones de producción estandarizados.
«En aquel momento, en la zona había una charca en la que vivían los hipopótamos. Los humanos iba allí para aprovechar las carcasas de los ejemplares que morían de forma natural y comenzaron a utilizar sus huesos para procesar la carne de estos y otros animales, como las gacelas», explica el investigador. Los elefantes, sin embargo, no fueron procesados en el lugar, por lo que sus huesos fueron traídos al yacimiento con la intención de darles uso como herramientas.
«Seleccionaron los huesos más largos y gruesos, el húmero y el fémur, de dos especies de gran tamaño, lo que permitía trabajarlos sin que se rompieran», dice De la Torre. El resultado, unas herramientas duras y afiladas con las que desmembrar y trocear los animales muertos.
El autor, Homo erectus
Pero, ¿quiénes fueron sus autores? Los investigadores no encontraron restos humanos directamente asociados a los objetos, pero en esa época la región de Olduvai estaba ocupada por dos especies humanas: Paranthropus, un pariente evolutivo cercano pero no perteneciente al género Homo, y Homo erectus, nuestro antepasado. «Paranthropus era un hominino, caminaba sobre dos piernas como nosotros, pero probablemente no estaba ni biológica ni cognitivamente tan avanzado como nuestros ancestros del género Homo, por lo que asumimos que el autor de estas herramientas de hueso fue Homo erectus«, explica el arqueólogo.
Muchas de las herramientas encontradas son prácticamente idénticas entre sí, lo que demuestra «el seguimiento de un patrón específico para conseguir estos objetos alargados, grandes, apuntados y con un borde de una forma concreta. No son arbitrarios, no les han dado un golpe y a ver qué sale», describe el investigador.
«Para nosotros, que somos humanos del siglo XXI, la innovación es una cuestión diaria. Pero la primera cultura humana duró un millón de años sin cambiar ni un ápice. Las capacidades de innovación de esos primeros humanos eran muy limitadas: se dedicaban a hacer lo que ya sabían sin mayores cuestionamientos», recuerda.
Por ese motivo, resulta «muy relevante» que Homo erectus fuera capaz de «transferir y adaptar sus habilidades de tallado de piedra a una nueva materia prima». Eso indica que eran culturalmente innovadores. Además, tenían «cierto conocimiento anatómico», puesto que escogían los huesos más adecuados para sus fines, los más largos de los animales más grandes y robustos.

El hecho de que estas piezas no se hayan encontrado hasta ahora puede deberse, según De la Torre, a distintas posibilidades. «Una hipótesis es que se tratara de una innovación llevada a cabo hace un millón y medio de años y que después desapareciera porque los humanos que sabían utilizarla no transfirieran sus conocimientos a las siguientes generaciones. Quizás ya no había elefantes en el paisaje o por cualquier otra razón, y luego se volvió a inventar más adelante. Es algo que ha ocurrido otras veces en la historia de la humanidad», comenta el investigador.
La segunda posibilidad tiene que ver con el hecho de que el hueso es un material orgánico, cuya conservación es mucho más difícil. «Y la tercera hipótesis, que puede ser la más probable, es que no hayamos buscado bien», reconoce. «Algunas de las herramientas de hueso son muy obvias, pero no todas lo son. De hecho, empezamos a excavar este yacimiento en el año 2015, pero no nos dimos cuenta de la existencia de las herramientas hasta tres años después. Volvimos a revisar el material, y ahí estaban. Lo habíamos descartado simplemente porque no nos parecía esperable encontrarlas», cuenta.
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Por eso, De la Torre cree que es posible que haya nuevos hallazgos en otros yacimientos. «Una de las esperanzas de este trabajo es que sirva como acicate para que se empiece a revisar otras colecciones y aparezcan nuevas herramientas de hueso que hasta ahora no se habían identificado», asegura.
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